Los romanos les lanzaban nueces, dulces o trigo a los novios que se dirigían a casa al finalizar la ceremonia, para augurarles fertilidad. En algunas regiones de Alemania aún existe esta costumbre, pero los invitados le entregan las nueces a la novia en lugar de arrojárselas; en otras, se les coima de regalos de diversa índole, como dulces, pastelitos y puñados de arroz.En Roma y Grecia, las novias ceñían su cabeza con cintas hechas de maíz o de trigo, que también representaban la fertilidad, y en tiempos de los sajones las recién desposadas caminaban por un pasillo tapizado de granos de trigo y cebada. De estas costumbres nació la de arrojar trigo, no sólo en las bodas sino también en otras ceremonias.
Posteriormente, tal vez debido a la influencia oriental o a una adaptación de la herencia sajona, el arroz, símbolo de la fecundidad, sustituyó al trigo en las bodas. Durante
Hacia finales del siglo XIX, ya era muy común en Europa y Estados Unidos lanzarles arroz a los novios. La costumbre llegó a Pronto se adoptó también la costumbre de lanzar confeti —esta palabra italiana significa confite, es decir golosinas—, además del arroz o en lugar de él. Las golosinas tenían, frecuentemente, forma de corazones, flores y otros símbolos de amor y buena suerte.
Al mismo tiempo, en algunas panes de Europa y de América del Sur se lanzaban fragmentos de papeles multicolores en las celebraciones de carnaval. Luego aparecieron imitaciones del confeti italiario, hechas de papel, que sustituyeron, en algunos países, a los pétalos de rosa, a los pastelillos y al arroz en las bodas, pues éstos resultaban muy caros.

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