¿Porque Se Tira Arroz A Los Novios?

Los romanos les lanzaban nueces, dulces o trigo a los novios que se dirigían a casa al finalizar la ceremonia, para augurarles fertilidad. En algunas regiones de Alemania aún existe esta costumbre, pero los invitados le entregan las nueces a la novia en lugar de arrojárselas; en otras, se les coima de regalos de diversa índole, como dulces, pastelitos y puñados de arroz.

En Roma y Grecia, las novias ceñían su cabeza con cintas hechas de maíz o de trigo, que también representaban la fertilidad, y en tiempos de los sajones las recién desposadas caminaban por un pasillo tapizado de granos de trigo y cebada. De estas costumbres nació la de arrojar trigo, no sólo en las bodas sino también en otras ceremonias.

Posteriormente, tal vez debido a la influencia oriental o a una adaptación de la herencia sajona, el arroz, símbolo de la fecundidad, sustituyó al trigo en las bodas. Durante la Edad Media, en algunas partes de Europa se creía que los demonios podrían reemplazar al marido o a la mujer, y destruir la felicidad conyugal. El arroz, que se arrojaba para alimentar a los espíritus, podría sosegarlos.





Hacia finales del siglo XIX, ya era muy común en Europa y Estados Unidos lanzarles arroz a los novios. La costumbre llegó a la Gran Bretaña en la década de 1880, pero mucha gente la consideró una “espantosa costumbre moderna”; a los ministros de las iglesias, en particular, les parecía reprobable, sobre todo cuando se realizaba en el interior del templo.

Pronto se adoptó también la costumbre de lanzar confeti —esta palabra italiana significa confite, es decir golosinas—, además del arroz o en lugar de él. Las golosinas tenían, frecuentemente, forma de corazones, flores y otros símbolos de amor y buena suerte.

Al mismo tiempo, en algunas panes de Europa y de América del Sur se lanzaban fragmentos de papeles multicolores en las celebraciones de carnaval. Luego aparecieron imitaciones del confeti italiario, hechas de papel, que sustituyeron, en algunos países, a los pétalos de rosa, a los pastelillos y al arroz en las bodas, pues éstos resultaban muy caros.

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