Piratas, Corsarios, Bucaneros y Filibusteros


Las actividades de piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros son muy similares. Son todos bandidos, ladrones y asesinos del mar. Lo que cambian son las circunstancias de unos y otros.

Piratas

La palabra pirata procede del griego «peirates» (aventurarse, intentar). Estos aventureros actúan por libre, sin depender de ningún gobierno. Su fin es la obtención del botín y atacan naves de cualquier país. Este término se utiliza también para hablar en general de corsarios, bucaneros y filibusteros cuando está claro el contexto. Existen piratas desde que existen naves que asaltar.

Corsarios

La etimología de corso procede del latín «cursus» (carrera). Se diferencian de los piratas en que actúan para un gobierno, por lo que sólo atacaban naves de determinada nacionalidad y entregaban parte del botín a quienes financiaban sus expediciones. Actúan con una licencia: la patente de corso. Existen tres tipos de patente: permiso de paso, carta patente y carta de represalia. Eran contratos entre el pirata y el gobierno o monarca donde se estipulaban las condiciones, obligaciones, formas de actuación y reparto del botín. En el caso de América, son muchos los piratas que actúan apoyados y protegidos por Inglaterra, Francia y Holanda pero sin patente de corso explícita.

Bucaneros

Actúan sólo en la zona del Caribe, especialmente durante el siglo XVII. Eran aventureros de varias nacionalidades que se asentaron al norte de La Española y se dedicaban a preparar carne ahumada que luego intercambiaban, generalmente con otros piratas y contrabandistas que no podían recalar en ningún otro sitio, puesto que los demás puertos pertenecían al monopolio español. Hay varias teorías acerca del origen de la palabra bucanero. Algunos autores sostienen que viene de la deformación de «karib» o de «arawak», palabra ésta con la que los indios denominaban esta forma de preparar la carne. La palabra también podría venir del término francés «boucan» que designa una especie de barbacoas en las que secaban y ahumaban la carne. Actuaban en forma de hermandad y destaca su espíritu libertario.

Los bucaneros eran europeos, en su origen principalmente franceses, que se asientan en islas deshabitadas de las Antillas. Vivían de forma salvaje y su principal fuente de alimentación era, como ya hemos dicho, la carne de los animales que cazaban. Con esta carne también comerciaban y así la intercambiaban por armas y otros objetos que necesitaban. Realizan correrías en pequeñas embarcaciones que construyen y que les permite acercarse a islas próximas donde intercambiar su carne o cometer rapiñas. Se situaron en el norte de La Española, una zona despoblada, pero al ser expulsados por las autoridades españolas se refugiaron en la isla de la Tortuga. Esta comunidad va creciendo cada vez más con esclavos huidos, desertores y proscritos entre los que había, además de franceses, holandeses, indios, negros e, incluso, algunos españoles. En más de una ocasión, las autoridades españolas organizaron expediciones para desalojar la Tortuga, pero la solución era sólo temporal y los bucaneros finalmente regresaban a la isla.

Filibusteros

Al igual que los bucaneros, su zona de actuación se circunscribe al Caribe. Son aventureros que se asientan en la isla de la Tortuga. Tampoco está claro el origen de la palabra. Algunas teorías hablan del término holandés «vrij buiter» (el que captura el botín) o «vrie boot» (embarcación ligera) y de aquí derivaría hacia filibustero3. Otras dicen que proviene del término inglés «free-booter». Fueron protegidos por Francia, Inglaterra y Holanda porque aceptaban atacar sólo posesiones españolas.

La figura del filibustero surge cuando las autoridades españolas deciden bloquear la salida marítima de la Tortuga a los bucaneros. Los filibusteros son hombres que burlaban el bloqueo español, de modo que van adquiriendo experiencia en la navegación. No se limitarán como los bucaneros a realizar incursiones en islas próximas, sino que terminarán dedicándose a la piratería en zonas alejadas de la Tortuga, pero la isla acaba convirtiéndose en el hogar de unos y otros, punto de avituallamiento de piratas y corsarios y, en general, punto de encuentro de hombres sin ley. La isla pasará a pertenecer a la corona francesa y a tener un gobernador. Todos estos bandidos eran una amenaza para el comercio entre islas y tierra firme de la zona del Caribe.

La principal diferencia entre corsarios y bucaneros y filibusteros es que los primeros son contratados por los gobiernos, por motivos de política y economía de estado, mientras que bucaneros y filibusteros forman sociedades con reglas propias. Así surge la Confederación de los Hermanos de la Costa, una asociación de filibusteros y bucaneros.

Tienen un «código de honor» por el que quedaba establecida la forma del reparto del botín. Todo lo que robaban se dividía entre todos y no estaba permitido ocultar ni apropiarse individualmente de nada de lo robado, bajo pena de castigos o expulsión de la Hermandad. Los miembros de la Confederación se ayudaban en las batallas, de modo que si un hermano abandonaba a otro era ahorcado posteriormente. «Estas gentes son muy civiles entre ellos mismos de suerte que, si a alguno le falta algo de lo que otro tiene, con galantería le hace participante al otro». 

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