Obesidad Infantil



¿Qué es la obesidad?

Se trata de la acumulación excesiva de grasa corporal, especialmente en el tejido adiposo, y que se puede percibir por el aumento del peso corporal cuando alcanza 20% a más del peso ideal según la edad, la talla, y sexo de la persona en cuestión.

Para calcular el peso ideal de un niño entre 2 y 5 años de edad, aunque de forma apenas aproximada, hay que multiplicar la edad en años por dos más ocho. Ejemplo: para saber cuánto debe pesar, en media, un niño de cinco años, multiplica la edad (5) por 2 y suma 8. Es decir, 5×2+8=18kg. Insisto que este método no es exacto. Se trata de apenas una ilustración. Lo cierto es consultar y considerar lo que diga el pediatra del niño.

Niños con sobrepeso
Para muchas familias, el tener un hijo gordito, mofletudo, y lleno de pliegues es todo un logro, una señal de que el niño está bien, fuerte, y lleno de salud. Pero los expertos en nutrición infantil no piensan igual. Y van a más: dicen que estas familias están muy equivocadas. Lo que importa no es que el niño esté gordo o delgado. Lo que interesa es que el niño esté sano. Y es ahí donde queríamos llegar. En la última Jornada Nacional sobre Obesidad y Factores de Riesgo Cardiovascular, realizada en Madrid, España, se diagnosticó la obesidad infantil como una enfermedad emergente. Tanto en Europa como en Estados Unidos, desde los años noventa hasta hoy, la incidencia de la obesidad infantil se ha duplicado. España se ha convertido en el cuarto país de la Unión Europea con mayor número de niños con problemas de sobrepeso, presentando un cuadro de obesidad en un 16,1% entre menores de 6 a 12 años de edad, superado apenas por los datos de Italia, Malta y Grecia. Un hecho alarmante en una sociedad que lleva en su “currículo” una de las mejores dietas alimentares del mundo: la dieta mediterránea, y en el cual hace solo cinco años presentaba apenas un 5% de menores obesos.

Qué y cuánto debe comer un niño

No existe una cantidad exacta de comida a que debe consumir un niño. Cada niño es un mundo distinto, y sus deseos y necesidades son diferentes. En razón de eso, es el niño el que puede decir, con exactitud, cuánto puede comer. Y no se puede obligarle a que coma más. Ni por las buenas ni por las malas. Normalmente, los niños comen más que las niñas, pero en cuestión de apetito no se puede generalizar.

Sendentarimos Vs Dieta
La peligrosa obesidad infantil se debe más al sedentarismo que a la dieta. Los análisis de los niños gordos muestran niveles aceptables de colesterol.
Para distinguir entre uno de los dos posibles factores (comer mucho y mal o moverse poco), los investigadores se han fijado en un elemento analítico clave: aunque los niños engordan, no aumenta su colesterol malo. “En una sociedad donde no empeoran los niveles de colesterol en sangre, pero está aumentando el sobrepeso, parece que cualquier tipo de intervención contra la obesidad infantil debe centrarse en la actividad física”, afirma Vicente Martínez Vizcaíno, director del Centro de Estudios Socio Sanitarios (CESS) de la Universidad de Castilla-La Mancha. Las cifras confirman esta tendencia. La Encuesta Nacional de Salud refleja que el 39% de los niños y el 68% de las niñas no hace ejercicio.

En la misma línea van los trabajos de Empar Lurbe, del Hospital Universitario de Valencia. Esta investigadora, que está dentro del Centro de Investigación Biomédica en red dedicado a Obesidad y Nutrición (Ciberobn) afirma que “incluso en los colegios con una dieta equilibrada” hay obesidad infantil, por lo que “hay que dar más importancia al ejercicio”.
El equipo de Lurbe, especialista en prevención de riesgo cardiovascular, ha pasado de la idea a la práctica. Su grupo ha desarrollado un programa, llamado ETIOBE (e-terapia inteligente para la obesidad infantil), que cuida ambos aspectos: el ejercicio y los hábitos nutricionales. En él se combinan juegos en los que los niños aprenden a comer bien con otros en los que se les fijan actividades físicas. Desde videojuegos que castigan la compra mal hecha hasta recorridos o cosas que hacer en la calle para obligar a moverse.

La experta también señala que hay que, para evitar que los niños se conviertan en obesos, hay que empezar la prevención lo antes posible, “probablemente entre los 2 y 5 años”. Porque la experiencia muestra que a partir de los 10 u 11 años, es muy difícil que el chico adelgace y vuelva a tener un aspecto saludable, y eso es “muy frustrante”.


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