¿Qué llevas puesto?





Todos nosotros hemos escuchado la pregunta: “¿qué llevas puesto?”Probablemente usted jamás conteste petróleo, pesticidas, perfluoroquímicos y antimonio con accesorios de cadmio. Y en la mayoría de los casos, esa sería una respuesta honesta.La ropa moderna implica mucho más que solo considerar el diseñador mencionado en la etiqueta o el precio de venta. Deténgase un momento y lea la etiqueta de la camisa o el pantalon que tiene puesto. 

Por una vez, no se preocupe por la talla. En lugar de ellos, mire la lista de fibras que componen la prenda. Es probable que vea un mezcla de telas, por ejemplo, 97 por ciento rayón, 3 por ciento elastano o 65 por ciento de poliéster y 35 por ciento de algodón. Si hace un inventario de toda la ropa en su armario usted encontrará algunos nombres de telas o mezclas que no conoce.

¿Se ve bien?

¿Nos queda bien?

Pero hay otras dos preguntas que deberíamos hacernos siempre con respecto a nuestra ropa y otras telas”

¿De qué está hecha?

¿Qué efecto está causando en nuestro cuerpo?

Desde que el ser humano descubrió que las fibras podían proteger el cuerpo mejor que las pieles de animales, las telas se han transformado en una parte importante de nuestras vidas. Por miles de años, las cuatro fibras comunes en las telas eran lino, lana, agodón y seda -todos estos productos creados por fuentes naturales. Sin embargo, las fibras naturales presentan algunas limitaciones. El algodón y los linos se arrugan, la seda debe manejarse cuidadosamente, la lana encoge y puede picar. Entonces es comprensible que la gente haya sentido entusiasmo frente a los avances tecnológicos del último siglo que permitieron a la industria de tejidos cambiar las telas naturales -y sus limitaciones- por telas sintéticas.

Estos nuevos materiales artificiales, tales como el nylon y el poliéster, son resistentes a las arrugas y manchas, tienen propiedades antimicrobianas y son resistentes a las llamas. Sin embargo, actualmente estamos descubriendo que los beneficios de las fibras sintéticas muchas veces no superan los peligros que constituyen para la salud. Para desarrollar materiales artificales fue necesario inventar miles de nuevas sustancias químicas que actualmente entran en contacto directo con nuestro cuerpo se pueden absorber a través de la piel, inhalarlos a medida que se evaporan de la tela o -en el caso de los bebés succionarlo y tragarselos a medida que le salen los dientes.

En cierta manera, la ropa que usamos está tan procesada como los alimentos que ingerimos; ambos pasaron de ser saludables y naturales a ser prácticos y tóxicos.

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