El golpe físico es una forma de humillación, lo mismo para niños que para adultos. Los padres se creen con el derecho a pegar a sus hijos para que coman, estudien, no hagan ruido, se vistan; cuando llegan tarde a casa; si berrean. Existen múltiples ocasiones para dar un bofetón, para descargar el mal humor y para enderezar una situación que sale de nuestro control. Ahora bien, también hay un tiempo para aprender a educar.
Alternativas
al castigo físico
El niño necesita que el padre y la madre le fijen unas normas y unos límites. Si no existen límites, el niño se siente desdichado. Sin embargo, para imponerlos no es necesario recurrir al castigo físico.
Cuando damos una bofetada a un niño y le humillamos es que la situación se nos ha escapado de las manos. Con esta acción le enseñamos que la violencia es una forma de resolver conflictos.
Si los niños se muestran indisciplinados o presentan conductas problemáticas, el origen no hay que buscarlo en la falta de azotes, sino en la falta de autoridad.
El
principio de autoridad es la mejor alternativa a los castigos violentos:
*
Procurar que los niños respeten las normas que dan los padres y hacerlas
cumplir.
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Dependiendo de la edad, se puede llegar a un consenso con ellos, aunque la
última palabra la tienen que tener los padres: hora de volver a casa, tiempo
para los deberes y tiempo para los juegos, colaborar en las tareas de la casa.
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Educarles dando la misma relevancia a los derechos que a las responsabilidades.
Es una manera de fomentar su autonomía, la capacidad de decidir.
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Si el niño merece un castigo, que éste no sea físico. El castigo tiene que ser
proporcional a la falta cometida. Una vez se anuncia un castigo, no hay que
arrepentirse y perdonarle a los pocos minutos. La reparación de la falta
tampoco tiene que ser humillante.
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Si el padre o la madre cometen un error ante el niño, hay que saber pedir
perdón, de forma idéntica a como él lo pide cuando le hacen comprender que no
ha actuado correctamente.
El
maltrato psicológico infantil de la siguiente forma:
1.
Violencia verbal.
2.
Comportamientos sádicos y despreciativos.
3.
Repulsa afectiva.
4.
Exigencias excesivas y desproporcionadas en relación a la edad del niño.
5.
Consignas educativas contradictorias o imposibles.
Cómo identificar a los niños maltratados:
Ø Las ausencias reiteradas a clase.
Ø El bajo rendimiento escolar y las dificultades de concentración.
Ø La depresión constante y/o la presencia de conductas autoagresivas o
ideas suicidas.
Ø La docilidad excesiva y la actitud evasiva y/o defensiva frente a los
adultos.
Ø La búsqueda intensa de expresiones afectuosas por parte de los adultos,
especialmente cuando se trata de niños pequeños.
Ø Las actitudes o juegos sexualizados persistentes e inadecuados para la
edad.
Los indicadores físicos:
Los indicadores físicos:
Ø La alteración de los patrones normales de crecimiento y desarrollo.
Ø La persistente falta de higiene y cuidado corporal.
Ø Las marcas de castigos corporales.
Ø Los "accidentes" frecuentes.
Ø El embarazo precoz.
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