Un piropo, es un cumplido que normalmente dirige un hombre a
una mujer, adulando su belleza, es una expresión ingeniosa para expresar la
admiración por alguien que al menos durante un minuto ha llamado la atención de
otra persona, al cruzar la calle o toparse frente a frente con ella en un
momento inesperado.
La palabra piropo, viene del griego Pyropus, que significa
“rojo fuego”. Los romanos tomaron esta palabra de los griegos, y la usaron para
clasificar piedras finas (granates) de color rojo (rubí) El rubí simbolizaba el
corazón y era la piedras que los galanes regalaban a la cortejada. Los que no
tenían dinero para los rubís, regalaban bellas palabras.
Aunque el piropo parece que está en desuso, aún hay quién lo
profesa con arte… y aunque dista bastante de sus orígenes hay un gremio
conocido por “echar piropos” a diestro y siniestro a toda aquella que ose pasar
por delante de sus narices, ese es el albañil.
Algunos piropos, son tan ingeniosos que arrancan la sonrisa
de la dama a quien va dirigido, otros son bellos y pueden alegrar el día y
subir la autoestima de la receptora, pero el piropo también tiene su lado
oscuro, y puede ser grosero, hortera, o de muy mal gusto. Todo depende de la
boquita de quien los dice.
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