Siempre se ha pensado que los ciervos sólo utilizaban su cornamenta como herramienta para ganar las peleas que preceden al apareamiento. Ahora se sabe que el tamaño y la complejidad de los cuernos guarda una relación directamente proporcional con la calidad del semen.
Para realizar el estudio se ha contado con muestras de los ejemplares de ciervos ibéricos abatidos en monterías. Luego se han efectuado pruebas en laboratorio para comprobar su tipo de semen que, posteriormente, se ha congelado para poder inseminarlo artificialmente.
Así se ha podido verificar que la hembra elige al macho no sólo porque pueda ganar una pelea, sino por la alta calidad de sus espermatozoides.
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