
Nuestros mocos están compuestos por una mezcla de
glicoproteínas y proteoglicanos que le dan una consistencia pegajosa y también
están repletos de inmunoglobulinas y anticuerpos que proporcionan capacidad
protectora.
Las funciones de estas sustancias llamadas mocos son muy
variadas ya que proporcionan hidratación a los conductos sin los cuales serían
muy doloroso respirar. También sirven para lubricar toda la zona, facilitando
el paso de los alimentos al sistema digestivo. Además también son una barrera
primaria en la defensa para nuestro organismo ya que en la nariz, tubos respiratorios,
vagina y tracto digestivo, actúan como pegamento para poder retener partículas
de polvo, microorganismos y otras sustancias ajenas a nuestro cuerpo.
Los mocos también tienen una función como defensa secundaria
ya que parte de su composición son anticuerpos que hacen reconocer como
extrañas a dichas partículas peligrosas y por ende el organismo actúa en
consecuencia.

De hecho si vemos que nuestros hijos se comen los mocos, no
debemos regañarlos por eso ya que no es malo para su organismo. En si podrías
sugerirles que no lo hagan en público porque puede resultar desagradable pero a
ellos no les hará ningún mal.
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