El significado del Corpus Christi (traducción del latín:
Cuerpo de Cristo), también conocido como Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de
Cristo o como Corpus Domini ( equivalente a Cuerpo del Señor) se destina a
celebrar la Eucaristía. La celebración se lleva a cabo el jueves que le sigue
al octavo domingo después del Domingo de Resurrección.
Los orígenes de su celebración festiva se remontan hacia el
siglo XIII, momento en que la monja agustiniana Juliana de Lieja comienza a
realizar enérgicas peticiones para la celebración del Corpus Christi. Juliana
de Lieja afirmaba que desde su juventud, Dios la habría instruido para que un
día ella pudiera establecer la festividad del Cuerpo de Dios, solicitando
entonces a numerosas personalidades de la iglesia, hasta llegar al Papa Urbano
IV.
Como en aquellos tiempos los obispos podían ordenar fiestas
en sus diócesis el obispo Robert de Thorete ordenó la celebración del Corpus
Christi en el año 1246 para que se celebrara cada año subsiguiente. Años
después Robert de Thorete y la monja Juliana de Lieja murieron, pero la
celebración siguió siendo festejada por los habitantes de diversas ciudades.
Hacia 1263 el Papa Urbano IV comienza a investigar los
reclamos del llamado Milagro Eucarístico de Bolsena, en el cual una hostia
consagrada comenzó a sangrar. Un año después el Papa publicó una bula
(Transiturus Corpus Christi) en la que se realizó una fiesta en todo el rito
latino. Desde aquel momento se comenzó a festejar el Corpus Christi de manera
formal, cambiando las fechas según los países y regiones.
El porqué de la celebración
La Iglesia entera quiere honrar solemnemente y tributar un
especial culto de adoración a Jesucristo, realmente presente en la Eucaristía,
memorial de su pasión, muerte y resurrección por amor a nosotros, banquete
sacrifical y alimento de vida eterna. Desde aquel primer Jueves Santo, cada
misa que celebra el sacerdote en cualquier rincón de la Tierra tiene un valor
redentor. No sólo “recordamos” la Pascua del Señor, sino que “revivimos”
realmente los misterios sacrosantos de nuestra redención, por amor a nosotros.
¡Gracias a ellos, nosotros podemos tener vida eterna!
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