
En Roma y Grecia, las novias ceñían su cabeza con cintas hechas de maíz o de trigo, que también representaban la fertilidad, y en tiempos de los sajones las recién desposadas caminaban por un pasillo tapizado de granos de trigo y cebada. De estas costumbres nació la de arrojar trigo, no sólo en las bodas sino también en otras ceremonias.
Posteriormente, tal vez debido a la influencia oriental o a una adaptación de la herencia sajona, el arroz, símbolo de la fecundidad, sustituyó al trigo en las bodas. Durante

Pronto se adoptó también la costumbre de lanzar confeti —esta palabra italiana significa confite, es decir golosinas—, además del arroz o en lugar de él. Las golosinas tenían, frecuentemente, forma de corazones, flores y otros símbolos de amor y buena suerte.
Al mismo tiempo, en algunas panes de Europa y de América del Sur se lanzaban fragmentos de papeles multicolores en las celebraciones de carnaval. Luego aparecieron imitaciones del confeti italiario, hechas de papel, que sustituyeron, en algunos países, a los pétalos de rosa, a los pastelillos y al arroz en las bodas, pues éstos resultaban muy caros.
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